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El descontrol de los residuos

¡Malditos contenedores!

Sin duda es una cuestión delicada -e incluso problemática- la ubicación de los contenedores de residuos: papel / cartón, vidrio, aceite, ropa, etc. Este es el origen de muchas de las quejas y protestas de l@s vecin@s de nuestro distrito. En la mayoría de los casos estos emplazamientos acaban convirtiéndose en auténticos vertederos, completamente descontrolados. 
Crece el enfado en el vecindario por el abuso diario que los incívicos perpetran en esos lugares donde se ubican los contenedores, y ese malestar se hace extensivo al Ayuntamiento porque muchas personas opinan que hay un dejar hacer y, en todo caso, no se ven soluciones a este problema.
La cuestión es grave porque, más allá de lo que implica el abandono de escombros, basuras y enseres de todo tipo (incluso vidrios de gran tamaño); también añade importantes riesgos, como es la posibilidad de incendios (en el que podrían verse afectados a su vez depósitos de materiales inflamables, como el aceite...) y todo ello a escasos metros de las ventanas de los vecinos. En esta línea, efectivamente, hay un más allá de lo incívico en estas prácticas, pues no se trata "sólo" de denunciar los tramos de calle, sucios y desagradables, donde se ubican los contenedores, es que también suponen un peligro para los viandantes, especialmente para niños y mayores -igualmente para las mascotas-, ya que hay veces que el suelo en sus alrededores parece una alfombra de objetos amenazantes: cristales, metales con filo, escombros sueltos, etc,.
Es esta una situación que debería ser abordada con pedagogía, determinación y, llegado el caso, con dureza frente a aquellos que no entienden de urbanidad. En no pocas ocasiones vemos como a los propios operarios de la limpieza les resulta difícil manejar sacos con escombros de elevado peso, así como otros enseres de enorme volumen; estas costumbres negligentes deberían ser tratadas como lo que son, una plaga de insolidaridad.   
Se entiende la dificultad de elegir un lugar para el emplazamiento de este tipo de mobiliario urbano, tan necesario, pero que nadie quiere tener a las inmediaciones de su casa, lo que no se entiende es la dejadez institucional a la hora de poner freno a las malas prácticas de algunos ciudadanos que no se preocupan de gestionar correctamente los residuos que generan, bien en su domicilio o bien, ¡ojo!, en su actividad empresarial. 
En este asunto, como en tantos otros, no es buena cosa que el hábito se convierta en rutina...