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NUNCA MÁS UN BARRIO SIN LAS CALIFORNIAS

Las Californias aparecía como una periferia en los antiguos mapas de Madrid, un conglomerado de casas bajas y alguna nave industrial junto a las vías del tren y el arroyo Abroñigal. Un rincón de la ciudad con nombre propio, que a pesar del paso del tiempo, de terminar absorbido por la gran ciudad y de desaparecer administrativamente supo, mantener su identidad.

 

En este pequeño entramado de calles muchas personas pasaron décadas de sus vidas: jugaron en su infancia, se enamoraron, tuvieron decepciones y alegrías, crecieron familias, inventaron fiestas populares con limonadas y organillos, defendieron sueños contra el fascismo, trabajaron o pasaron largas tardes de charla en círculos de sillas al atardecer.

 

Así que no es de extrañar que cuando Las Californias sufrieron el abandono institucional y la especulación, cuando la permisividad con la droga deterioró la convivencia y la amenaza de una expulsión de sus habitantes sobrevolaba sobre estas calles, sus vecinos y vecinas decidieran organizarse y luchar por su barrio. Más de una década de largas y complejas asambleas, reuniones en  despachos de concejales, técnicos de urbanismo o delegados del gobierno; concentraciones, manifestaciones, solares y festivales de cine, demoliciones y  reivindicativas fiestas de barrio… una apasionante aventura que vivimos de forma colectiva.

 

Tras muchas sonrisas y lágrimas, desesperanza e ilusión, logramos que nuestras principales demandas se hicieran realidad: que se rehabilitara el barrio sin expulsar a sus habitantes, muchos de los cuales estáis hoy aquí y vivís en un edificio no por casualidad llamado MEMORIA, también logramos que se realojara el centro social SECO, que hoy se aloja en el único edificio histórico que queda en pie de Las Californias, que logramos proteger y que fuera cedido a las asociaciones del barrio.

 

Nunca más un barrio sin nosotros fue el lema que nos acompañó a lo largo de toda está lucha, hoy podemos afirmar que nunca más habrá un barrio sin Las Californias. Hace unos meses conseguimos que se bautizará el Centro Cultural con ese nombre, hoy inauguramos la plaza de Las Californias y  hacemos pública una placa que narra de forma resumida la historia de este rincón de la ciudad. Las palabras y algunas imágenes es lo que nos queda,  cuándo las viejas calles y los edificios antiguos han desaparecido, por eso es importante juntarnos y compartir nuestros relatos, nuestras pequeñas historias de vida que son inseparablemente la historia del barrio y de la ciudad.

 

Esta inauguración no es un acto de nostalgia sobre el pasado, sino una reivindicación de nuestra memoria sobre la que se debe de construir el futuro del barrio. Esta plaza simboliza el encuentro entre la historia reciente, que encarna su nombre, y el futuro que representan los niños y niñas jugando en sus columpios. Una plaza es un espacio de convivencia, de diálogo y de reunión.

 

Nuevos problemas, desafíos y sueños habitan estas calles, así que la historia de Las Californias no se ha acabado, simplemente nos paramos, terminamos un capítulo y hacemos un punto y seguido. El futuro no está escrito, continuemos haciendo historia.

 

 

A.V. Los Pinos Retiro Sur.